Bienvenidos!

Queridos lectores: queremos darles la más cordial bienvenida a nuestro Blog, en el que trataremos sobre el importante rol de la minería en las distintas etapas de la historia del Perú. Esperamos este sea de su agrado.

Los editores de este blog son:

Gerardo Acha S.

Melissa Rickards

Rodrigo Mendoza

Joel Porras


jueves, 11 de noviembre de 2010

Oro para el inca



Mucho antes de la época incaica, existieron diferentes culturas pre-incas las cuales supieron cómo extraer los minerales y convertirlos en artículos domésticos, armas u otros artefactos[1]. Sin embargo, en aquella época no se supo cómo organizar la actividad minera ni administrar los productos. En consecuencia, cualquier individuo podía tener parte de estas obras como posesión propia sin que nadie se opusiera.
“Oro y plata hay donde quiera, mas no tanto como en el Perú…”[2]
(Francisco López de Gamarra)
Luego de la conformación del Tahuantinsuyo, el Inca tomó el poder y se instauró una administración minera[3] de la cual se pueden mencionar los siguientes puntos:
·         Fueron asignadas áreas de explotación.
·         Se propuso el criterio de propiedad y usufructo de los recursos obtenidos.
·         El trabajo minero y metalúrgico se dividió en categorías.
·         Se vigiló la seguridad del producto resultante.
La producción de metales durante la época incaica se caracterizó principalmente por el uso del cobre, la reducción del mercurio (descubrieron que era dañino para la salud)[4] y la aleación del bronce. Se estima que la mayor producción de oro provenía de la explotación de las gravas auríferas en la Cordillera de los Andes y de la llanura de la Selva. Gracias a la extracción del oro y las aleaciones hechas con plata y cobre permitió que los Incas lograran obtener un producto muy similar al platino.[5]
El concepto de “Racionalidad para el manejo de las minas” fue utilizado por los Incas permitiéndoles así poder establecer períodos de extracción de mineral, turnos de trabajo y proponerse “logros esperados”.
El Inca, siendo hijo del Dios Inti[6], merecía por tanto la adoración del pueblo incaico. Esta adoración se demostró entregando todo el oro y la plata extraídos de las minas al descendiente del mencionado Dios como tesoro religioso.
“[…]. Y creo yo que, si ese cacique aquello usa, que debe tener muy ricas minas de semejante calidad de oro, porque yo he visto harto en la Tierra Firme.” [7](Gonzalo Fernández de Oviedo 1514)
Con estas palabras, quedó demostrado que el Tahuantinsuyo poseía una gran cantidad de minas de oro las cuales fueron explotadas eventualmente por los conquistadores españoles.
La mita ayudó en gran escala al reclutamiento de hombres para la extracción de minerales. Dichos mineros tenían nombres especiales: Mitimaes (en la Sierra) y Cori (en la Costa).[8]
Los Incas dedicaron mucho tiempo y esfuerzo a la extracción de minerales[9], para lo cual tuvieron que desarrollar trabajos de ingeniería a nivel subterráneo, aunque en muchos casos los minerales se extraían de una zona superficial.
EL secretario de Francisco Pizarro, Pedro Sánchez de la Hoz, manifestó que fueron las minas de Porco (Bolivia) las que más se explotaron durante este período. Para poder excavar la tierra, los obreros usaron cuernos de ciervo y cuernos cosidos en forma de sacos para sacar el mineral. Algo resaltante de dicha actividad fue que los obreros tuvieron que cavar entre 10 a 20 brazas sin luz natural  y con muy poco espacio para movilizarse.





[1] Cfr Danús Hernán (2007:54)
[2] SIC López de Gomarra F. (2008:338)
[3] Cfr  Murra John (1989:163)
[4] Cfr De la Vega & Araníbar (2005:791)
[5] Cfr Tumialán Pedro (2003:03)
[6] Cfr Klaren Peter (2004:44)
[7] SIC Fernández de Oviedo G. (1514)
[8] Cfr Instituto Peruano de Investigaciones Genealógicas (1999:215)
[9] Cfr Arciniegas Germán & otros (1999:46)


¿Y el Dorado?


La historia de la minería a la llegada de los españoles no se inicia no con la producción ni extracción sino con el saqueo de templos y palacios de metales preciosos. Luego de que estos se agotaron, empezó la búsqueda en sí de minas.[1] Es por ello que surge la idea de la existencia de una supuesta ciudad de oro que los españoles denominaban “El Dorado” y un legendario yacimiento de plata.[2]
A pesar de no encontrar “El Dorado”, se descubrieron minas de  oro y plata en Lucanas, Jauja, Jaén, etc. Una de las más importantes minas halladas fue Potosí, donde se extraía gran cantidad de plata y se fundía de manera artesanal en las huayras (hornos). El mineral extraído de esta mina  se agotó de manera superficial, lo que obligó a excavar las vetas desde la cumbre. Sin embargo, la calidad de este mineral era inferior ya tenía menos pureza. Esto obligó a que el mineral extraído requiera un tratamiento de purificación antes de ser fundido en las huayras. Luego en 1571 se empezó a emplear la amalgamación con el azogue de Huancavelica lo que permitió la producción de plata por más de 200 años.[3]
Los españoles gozaron de la condición de propietarios de las minas que descubrían, siempre en cuando entregaran al rey el 20% de su extracción. [4] En principio, las minas eran laboradas por los propios indios quienes tenían establecidos una cuota fija de mineral para el dueño de la mina y el resto era para su propio uso.
La minería virreinal fue muy rentable para los españoles debido a dos factores: la cantidad de reservas metálicas y la fuerza humana en especial mano de obra india. Sin embargo, los autores revisados dan mayor importancia al tema del uso de la mano de obra de los indios debido a su carácter polémico. Debido a la búsqueda de la corona española por aumentar las remesas, implementó muchos modos de aumentar la producción de minerales. El principal método fue la organización de la mita minera obligatoria que consistía en tomar grupos rotativos conformados por la novena parte de cada población.[5] Este grupo de trabajadores era conocidos como mitayos y muchos de ellos iban a trabajar a la minas con sus familias debido a la lejanía.
El tema del uso de la mano de obra fue un tema muy debatido en ese momento debido a la sobreexplotación que recibían los indios mineros. A pesar que ellos recibían un sueldo por su trabajo, dicho monto no cubría el monto de impuesto que tenían que pagar en monedas. Además, ellos terminaban endeudados ya que compraban insumos para sobrevivir: alimentos, vestimenta, coca, etc. También, se debe mencionar el abuso que recibían debido a las actividades que realizaban eran muy peligrosas. Es por ello que algunos virreyes, como el conde de Lemos, buscaron erradicar esta mita obligatoria; sin embargo, la presión de los corregidos hizo que no se concretará políticas a favor de los indios mineros.



[1] Cfr. http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtualdata/libros/2007/cyamientos/cap01.pdf
[2] Dicha búsqueda será luego confirmada con el descubrimiento de “La cuidad de la Plata” y “Potosí”
[3] Cfr. BUSTO DUTHUTBURU, José: La Minería Peruana y la iniciación de la República 1820-1840. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 133
[4] Este porcentaje se conocía como el “quinto real”
[5] Nos referimos como población a las reducciones creadas en la época.



Sin plata no hay república



“La principal riqueza de nuestra nación, consiste en los metales que encierran sus montañas: y entre ellos el oro y plata tan preciosos en el mundo para su engrandecimiento y comercio.”
Manifestación del Ministro de Hacienda José de Morales y Ugalde, presentada al Congreso Constituyente en abril de 1827
Contrariamente a lo que se suele pensar, la minería peruana no perdió importancia luego de la crisis de Potosí en el siglo XVII y la separación de este centro minero al crearse el virreinato del Río de la Plata. Según John Fisher, en su libro “Minas y mineros en el Perú colonial (1977), por el contrario, en este periodo la minería tuvo un auge que alcanzó su cúspide en 1799 principalmente en Cerro de Pasco. Este periodo favorable se extendió durante la primera mitad del siglo XIX, periodo en el cual Cerro de Pasco se convirtió en un importante eje económico.[1] Este auge minero atravesó el proceso político y social de la Independencia entre 1820 y 1824, sirviendo como un pilar para el desarrollo de la naciente economía de la República del Perú. Definitivamente las guerras de la Independencia ocasionaron un colapso en la minería peruana, por ejemplo con la destrucción de la nueva maquinaria a vapor, pero luego se recobró los niveles de producción posteriores a la guerra. Sin embargo, la minería pudo ser mucho más productiva si se hubiera invertido en su desarrollo:
“Las minas de oro y plata producirían cantidades increíbles, si se trabajasen con máquinas de Europa, pues no son tan abundantes especialmente las de plata que a fin de siglo pasado se hallaban en las Provincias del Perú 670 minas en labor, y 578 paradas, sin contar los lavaderos y las minas de azogue señaladamente las de Huancavelica… Estos famosos minerales no han producido arriba de 5 millones y 800 mil pesos al año: riqueza ciertamente muy inferior a la que realmente pueden rendir y a la que sin duda alguna rendirán bajo una administración ilustrada.”
J. García del Río y Diego Paroissien, emisarios del nuevo gobierno -1822.
Basándose en la existencia de estas riquezas naturales, el estado Peruano tuvo acceso al financiamiento de las misiones americanas. Las especulaciones en torno a la riqueza del Perú avalaban los préstamos. Sin embargo, y a pesar de la existencia de una significativa actividad minera, estas especulaciones solían ser exageradas, llevando a muchas empresas al fracaso. A pesar de estos fracasos la exportación de minerales tiene una importancia destacable en los ingresos fiscales. Según Luis Benjamín Cisneros, en 1820 las exportaciones mineras llegaban a los 3´254,000 pesos vs. Los 3 millones de exportaciones agrícolas y ganaderas. En el segundo semestre de 1822 los ingresos de la minería llegaron a representar el 74% del total de ingresos fiscales. Entre 1830 y 1836 las exportaciones mineras seguían representando más del 50% del total de exportaciones peruanas.
“En los primeros años de la República –de acuerdo a los Anales de la Hacienda Pública de Emilio Dancuart- la Casa de Moneda, principal receptora de la producción minera del país, aportaba 1’230,000 pesos al Fisco, constituyendo el rubro más alto de los ingresos fiscales. Muy por encima de la Contribución Indígena (el segundo rubro en importancia), que alcanzaba 1’033,402 pesos”
Luís Benjamín Cisneros: 1866 en Deustua: 1986
Estas cifras nos demuestran cuán importante fue la minería como una fuente de ingresos para una naciente y económicamente débil república, que si bien sufrió grandes dificultades para conseguir recursos que la respalden, tuvo en la minería un soporte vital sin el cual la situación hubiere sido mucho más grave y -hasta tal vez-  inviable.






[1] Cfr. Deustua 1986: 23
Cfr. http://www.mineriadelperú.com/

Se acaban las guerras, empieza el siglo XX





Inmediatamente terminada la Guerra del Pacífico (1879-1883) surgió en el Perú un verdadero fervor por la reconstrucción nacional y la minería fue un pilar fundamental para la reinserción de nuestro país en la economía mundial[1]
En 1890 el gobierno peruano promulgó una ley que buscaba brindar seguridad a las inversiones mineras disponiendo que por 25 años no se aumentarían los impuestos existentes sobre la propiedad minera y sus productos, ni se crearían nuevos impuestos. Esta medida fue tomada con el fin de promover las inversiones extranjeras y reactivar la economía.
Gracias a las medidas tomadas por el mandatario Nicolás de Piérola, entre 1895 y 1900 el Perú logra un periodo de estabilidad y bonanzas, debido a que condicionó el sistema monetario inglés al monetario peruano, para lo cual necesitó acuñar monedas de oro equivalentes a la libra esterlina. Y fue precisamente esta medida la que no sólo logra dar la estabilidad, sino que despierta nuevamente un gran interés por el oro, por lo cual se vuelven a explotar los filones. A esto se suma un auge de las exportaciones mineras.[2]
Posteriormente se continúo con la formalización del sector minero. En 1875, poco antes de la guerra, el gobierno había creado la Escuela de Minas,[3] lo que contribuiría directamente al crecimiento del sector gracias a las mejores prácticas y técnicas. Luego, en mayo de 1896, se crea la Sociedad Nacional de Minería. El acta fundacional fue firmada por mineros independientes y representantes de las grandes compañías. Inmediatamente, una comisión redactó el reglamento y se encargó de convocar a elecciones, siendo elegido como primer presidente Elías Malpartida, representante de los mineros de Cerro de Pasco. En 1897 el gremio minero cumplió su primer encargo oficial al presentar un proyecto de Código de Minería, que luego de varios retoques fue finamente promulgado en 1900. El 6 de julio de 1900 se promulgó el Código de Minería, norma que promovió la llegada de capitales extranjeros, principalmente norteamericanos, y la creación de grandes empresas mineras. La norma entró en vigencia en enero de 1901. Esto fijó un paso importantísimo para la minería, preparandonos para los cambios del acelerado siglo XX. Fue un punto de quiebre para la minería de nuestro país.
El progreso trajo consigo los primeros teléfonos, la luz eléctrica, los primeros automóviles, entre otras novedades; muchas de las cuales fueron incorporadas rápidamente a la actividad minera. Debido a este boom industrial, las exportaciones de hierro y acero cobraron gran importancia, el destino principal era Estados Unidos. El comercio de cobre también aumentó considerablemente, debido a su utilización para sistemas eléctricos. Entre 1898 y 1918 las exportaciones de cobre aumentaron 8 veces, el mercado norteamericano tenía el monopolio de este producto.[4]
A partir de 1902 la Sociedad Nacional de Minería se convierte en un órgano de consulta del gobierno. Esta sociedad sentó las bases para el posterior Ministerio de Minería.
Como vemos, la coyuntura mundial que se vivió a finales del siglo 19 y principios del 20 no fue ajena al Perú, que se supo beneficiar del crecimiento económico a su riqueza en cuanto a minerales.


[1] Cfr. Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, 2005: 3
[2] Cfr. Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, 2005: 3
[3] Cfr. Percy Cayo 1983: 130
[4] Cfr. Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, 2005: 4

Minería al día




La minería es una de las actividades que tiene gran influencia en el desarrollo económico del Perú alcanzando un 50%[1] de las exportaciones anuales al mercado extranjero. Debido a que posee varios años de antigüedad, cuenta con mayor información técnica que otras actividades productivas o económicas a nivel nacional.
Los metales más resaltantes que explota el Perú son la plata, estaño, zinc, plomo, cobre y oro, alcanzando éste último el octavo lugar en el ranking mundial de producción[2]. Las principales concesiones mineras se han establecido principalmente en la Sierra, la cual es comprendida por la Cordillera de los Andes[3].
A pesar de estar en la mira de diversos inversionistas extranjeros, el proceso de extracción de los metales sigue siendo aún algo deficiente. No sólo no se toma en importancia la salud de los obreros, sino también que son muy escasas las mineras que priorizan el cuidado del ambiente.
La minería es parte del proceso de desarrollo sostenible del país, en tanto que aporta recursos e infraestructura, promueve programas sociales y de desarrollo comunitario, dinamiza la economía, especialmente la minería moderna que viene orientando sus esfuerzos hacia un desarrollo sostenible de sus actividades.
“El canon minero está constituido por el 50% (cincuenta por ciento) del total de los Ingresos y Rentas que pagan los titulares de la actividad minera por el aprovechamiento de los recursos minerales, monto que no podrá ser afectado por los beneficios e incentivos tributarios que recaigan sobre el Impuesto a la Renta.”[4]

Las regiones encargadas de administrar el dinero obtenido por el Canon Minero no cumplen con las funciones en base a la ley Nº 27506[5], la cual exige que dicho monto de dinero se utilice para la mejora de la productividad en el territorio y la calidad de vida de sus habitantes. Se puede mencionar que gracias a legislación minera del año 1990, las personas de las urbes son los principales beneficiarios de los ingresos mineros.
Otra desventaja es que todas las empresas mineras tienen como requisito indispensable contratar obreros provenientes de los pueblos cercanos a la mina, lo que provoca un gran número de accidentes y pérdidas materiales, ya que dichos trabajadores no están capacitados para ejercer los trabajos establecidos.
Países con gran liderazgo en la minería mundial (USA, México, Canadá, Australia, Inglaterra, Reino Unido y Sudáfrica[6]) han sido atraídos a invertir en el Perú. Actualmente, países tales como China y Rusia han logrado un posicionamiento dentro del proceso de producción de minerales en el Perú gracias a la inversión en maquinarias e instrumentos modernos.
La minería basa su competitividad en la disponibilidad de los recursos, lo que quiere decir que el Perú tiene “suerte” al tener una rica variedad de minerales en su territorio por explotar. No obstante, el punto débil en este asunto es que los minerales son recursos no renovables por lo que el Perú debería ir buscando otros medios para mantener estable la economía del país.




[1] Cfr United Nations (2007:107)
[2] Reporte Estadístico Minero Energético – op.cit.
[3] Cfr Aspillaga-Plengue (2005:232)
[4] Ley del Canón - Perú [Documento en línea]
[5] Cfr Aspillaga-Plengue (2005:191)
[6] Cfr Aspillaga-Plengue (2005:277)

Bibliografía

1.   BECCO Horacio Augusto (1992) Historia Real y Fantástica del nuevo Mundo. Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho.
2.   DANÚS Hernán (2007) Crónicas mineras de medio siglo (1950 – 2000). Santiago de Chile: RIL editores.
3.   MILLÁN Augusto (2001) Historia de la Minería del oro en Chile. Santiago de Chile: Editorial Universitaria.
4.   MURRA John V. (1989) Organización Económica del Estado Inca. Siglo XXI.
5.   TUMIALÁN DE LA CRUZ Pedro H. (2003) Compendio de Yacimientos Minerales en el Perú. INGEMMET.
6.   DE LA VEGA Garcilaso & ARANÍBAR Carlos (2005) Comentarios Reales de los Incas. Fondo de Cultura Económica.
7.   KLAREN Peter (2004) Noción y Sociedad en la historia del Perú. Instituto de Estudios peruanos.
8.   Instituto Peruano de Investigaciones Genealógicas (1999) Revista del Instituto Peruano de Investigaciones Genealógicas. El Instituto.
9.   ARCINIEGAS G., GOMEZ P. & COBO J.G. (1990) América, Tierra Firme y otros ensayos. Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho.
10. LÓPEZ DE GOMARRA Francisco (2008) Historia General de las Indias. RED Ediciones.
11. DEUSTUA, José (1986) La Minería Peruana y la iniciación de la República 1820-1840.   Lima: Instituto de Estudios Peruanos
12.  ASPILLAGA-PLENGUE I. (2005) Ordenación del Territorio y la Industria extractiva Minera en el Perú. Río de Janeiro: CYTED.
13.  UNITED NATIONS (2007) La inversión extranjera en América Latina y el Caribe. United Nations Publications.
14.  VELARDE C. (2010) La minería en el Perú. Bibliobazaar Editores.
15.  http://www.gabrielbernat.es/colonia/mineria/index.html

jueves, 4 de noviembre de 2010

En busca del Dorado

Minería en la colonia
La historia de la minería en esta época se inicia no con la producción ni extracción sino con el saqueo de templos y palacios de metales preciosos. Luego de que estos se agotaron, empezó la búsqueda en sí de minas.[1] Es por ello que surge la idea de la existencia de una supuesta cuidad de oro que los españoles denominaban “El Dorado” y un legendario yacimiento de plata.[2]
A pesar de no encontrar “El Dorado”, se descubrieron minas de  oro y plata en Lucanas, Jauja, Jaén, etc. Una de las más importantes minas halladas fue Potosí, donde se extraía gran cantidad de plata y se fundía de manera artesanal en las huayras. El mineral extraído de esta mina  se agoto de manera superficial lo que obligó a excavar las vetas desde la cumbre. Sin embargo, la calidad de este mineral era inferior ya que el mineral era menos puro. Esto obligó que el mineral extraído requiera un tratamiento de purificación antes de ser fundido en las huayras. Luego en 1571 se empezó a emplear la amalgamación con el azogue de Huancavelica lo que permitió la producción de plata por más de 200 años.[3]
Los españoles gozaron de la condición de propietarios de las minas que descubrían, siempre en cuando entregaran el 20% al rey de su extracción. [4] En principio, las minas eran laboradas por los propios indios quienes tenían establecidos una cuota fija de mineral para el dueño de la mina y el resto era para su propio uso.
La minería virreinal fue muy rentable para los españoles debido a dos factores: la cantidad de reservas metálicas y la fuerza humana en especial mano de obra india. Sin embargo, los autores revisados dan mayor importancia al tema del uso de la mano de obra de los indios debido a su carácter polémico. Debido a la búsqueda de la corona española por aumentar las remesas, implementó muchos modos de aumentar la producción de minerales. El principal método fue la organización de la mita minera obligatoria que consistía en tomar grupos rotativos conformados por la novena parte de cada población.[5] Este grupo de trabajadores era conocidos como mitayos y muchos de ellos iban a trabajar a la minas con sus familias debido a la lejanía.
El tema del uso de la mano de obra fue un tema muy debatido en ese momento debido a la sobreexplotación que recibían los indios mineros. A pesar que ellos recibían un sueldo por su trabajo, dicho monto no cubría el monto de impuesto que tenían que pagar en monedas. Además, ellos terminaban endeudados ya que compraban insumos para sobrevivir: alimentos, vestimenta, coca, etc. También, se debe mencionar el abuso que recibían debido a las actividades que realizaban eran muy peligrosas. Es por ello que algunos virreyes, como el conde de Lemos, buscaron erradicar esta mita obligatoria; sin embargo, la presión de los corregidos hizo que no se concretará políticas a favor de los indios mineros.


[1] Cfr. http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtualdata/libros/2007/cyamientos/cap01.pdf
[2] Dicha búsqueda será luego confirmada con el descubrimiento de “La cuidad de la Plata” y “Potosí”
[3] Cfr. BUSTO DUTHUTBURU, José: La Minería Peruana y la iniciación de la República 1820-1840. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 133
[4] Este porcentaje se conocía como el “quinto real”
[5] Nos referimos como población a las reducciones creadas en la época.